Vivimos en una sociedad que sufre de “algofobia”, esto es, la fobia al dolor, el miedo generalizado al sufrimiento.
El dolor es la negatividad por excelencia, por eso hay que reemplazar los pensamientos negativos sin demoras por ideas positivas del bienestar, la felicidad y el optimismo. Hay que convertir al hombre en un sujeto capaz de rendir en esta sociedad postindustrial, insensible al dolor en la medida de lo posible y continuamente feliz.
Esta idea de “positividad permanente” está ligada a la promesa de una panacea de bienestar constante que se puede crear a base de medicamentos. Es así como la sociedad paliativa coincide con la sociedad del rendimiento, concepto fundamental que atraviesa a este nuevo libro de Byung-Chul Han, uno de los pensadores más interesantes y agudos de la actualidad.
El dolor es señalado como un síntoma de debilidad, es incompatible con el rendimiento. En la sociedad del rendimiento las obligaciones, las prohibiciones o los castigos dejan paso a positividades tales como la motivación y la autorrealización. Los espacios disciplinarios son sustituidos por lugares de bienestar. Como capital emocional positivo, la felicidad debe proporcionar una permanente capacidad de rendimiento.
Byung Chul Han nació en Seúl, Corea del Sur, en 1959. Es un reconocido filósofo y teórico cultural radicado en Alemania. Estudió filosofía y literatura en las universidades de Friburgo, y Munich. Actualmente es profesor en la Universidad de Artes de Berlín. Ha escrito una serie libros sobre temas tan diversos como la depresión, Internet, el amor, la cultura pop, la religión, la subjetividad y la violencia. Su obra más reconocida es La sociedad del cansancio (2012), y otros de sus títulos son El aroma del tiempo, Psicopolítica, La sociedad de la transparencia y La agonía del Eros.
Sin necesidad de la imposición desde afuera, el individuo se explota voluntariamente a sí mismo creyendo que es libre y se está realizando. También la vigilancia asume una forma distinguida. Existe una pulsión por comunicar absolutamente todo, nuestras necesidades, intereses, deseos y preferencias. Byung-Chul Han habla de un “desnudamiento pornográfico”, el nuevo dispositivo de felicidad se encarga de que cada uno se ocupe solo de sí mismo, de su propia psicología, en lugar de cuestionar de manera crítica la situación social.
La sociedad paliativa*La autoimposición consiste en optimizar el alma acomodándose a las relaciones de poder dominantes. La sociedad paliativa se inmuniza frente a la crítica insensibilizando mediante medicamentos o induciendo un embotamiento con ayuda de los medios de comunicación. Byung Chul Han parte de estos conceptos para intervenir en la coyuntura actual, es decir, desarrolla un análisis crítico de las consecuencias sociales de la pandemia y la situación de confinamiento a partir de sus categorías y aparato conceptual; argumenta que la sociedad paliativa se ha transformado, a partir de la irrupción de la pandemia, en una sociedad de la supervivencia.
El virus se entromete en la zona paliativa de bienestar convirtiéndola en una cuarentena donde la vida se convierte en pura supervivencia. Cuanto más se reduce la vida a mera supervivencia, más crece el miedo de morir. La sociedad de la supervivencia pierde toda la capacidad de valorar la buena vida, incluso el disfrute se sacrifica por la salud como fin en sí misma. No es que solamente se prioriza la salud sobre la economía, sino que toda la economía del crecimiento y el rendimiento se subordina a la pura supervivencia. El virus invadió a la sociedad paliativa para sumirla en un estado de conmoción que la paraliza.
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